sábado, 15 de mayo de 2010

Llegáis tarde, feministas



No pensaba hablar de este tema en el blog porque sentía que mi opinión ya se reflejaba en muchos otros, que yo no podría aportar mucho más. Pero he aquí que ayer me pasan este link.


Sí, se trata del famoso tema de la contextualización de los cuentos tradicionales que ha propuesto el ministerio de igualdad y la UGT de profesionales de la enseñanza junto con el instituto de la mujer.


En primer lugar, creo que nadie, ni siquiera los promotores de la iniciativa, ha sabido expresar claramente en qué va a consistir. Si con contextualización entendemos lectura crítica, supongo que no tengo mucho que objetar, excepto que me parece absurdo que el Estado tenga que meterse en eso (y de paso gastarse los cuartos de todos en una chorradita propagandística más). Especialmente cuando todos los que ahora tenemos uso de razón hemos crecido escuchando esos cuentos y no por ello nos hemos vuelto machistas. ¿Cuántas mujeres fuertes, decididas y feministas habrán forjado su personalidad mientras crecían con estos cuentos? ¿Necesitaron acaso que alguien les dijera que no tenían por qué comportarse como Blancanieves? ¿No será que en realidad estos cuentos no tienen absolutamente nada que ver con las conductas machistas o feministas durante el resto de la vida de la persona? Parece que la navaja de Ockham de ciertas personas funciona al revés.


Ahora bien, si con contextualizar entendemos reescribir o reinterpretar, ay amiga, ahí ya me entra la risa floja ante los argumentos que utiliza la autora del blog anteriormente citado.


Ella comienza hablando de lectura crítica, pero curiosamente acaba hablando de reinterpretar, de hacer lo mismo que hicieron Perrault y los Grimm: adaptar historias que ya existían. Para defender la legitimidad del ministerio para llevar esto a cabo explica el proceso de cómo estos cuentos, originariamente muy distintos a los que conocemos hoy, han sido cambiados progresivamente para adaptarlos a los valores de distintas épocas.


Bien, pues ese argumento es una pobre artimaña, y diré por qué: el proceso por el que los cuentos ha llegado hasta nosotros ha sido un proceso natural, lento y espontáneo. Los cuentos iban cambiando según quién los contaba como parte de la cultura popular, transmitidos de forma oral. Un buen día, alguien decidió compilarlos y, por qué no, escribirlos a su manera. Con el tiempo y la alfabetización, la versión escrita fue la que se fijó en el imaginario de las gentes.


Comparar eso con lo que intenta hacer el ministerio, que es imponer desde el estado una versión acelerada, forzada y artificial del proceso histórico de transformación de los cuentos es una falacia como la copa de un pino.


Es como si un defensor del Esperanto arguyera que los idiomas que usamos todos los días no son inmutables y proceden de una evolución creada por el hombre. ¿Y qué?


Cosa distinta sería que alguien, por su propia cuenta, sin necesidad de que nadie lo impusiera desde arriba, decidiera darle un nuevo aire a los cuentos de siempre acercándolos más a nuestra cultura de hoy... y resultara que esa versión calara y permaneciera ya en el imaginario popular sustituyendo a las versiones antiguas. Por ejemplo...


¿Recordáis el cuento de La Bella y la Bestia? Sí, aquél en el que una muchacha curiosa, independiente, inteligente, amante de los libros y que se siente incomprendida en su aldea (ver Anexo I), se ve encerrada en un castillo...

... ah, espera, ¿que el original no era así? Ay lo siento, es que claro, me dices La Bella y la Bestia y yo pienso en la versión de Disney. Yo y... ¿todos?


¿Y qué me decís de la historia de Aladino y la lámpara maravillosa? ¿Recordáis a esa princesa que reniega de su estatus porque se niega a ser “un premio que se pueda ganar”, que odia a todos sus pretendientes con aires principescos y que se gana a pulso propio el derecho a decidir sobre su futuro? Ah, ¿que Yasmín tampoco era así originalmente?


Por poner otro ejemplo, supongo que si menciono el cuento clásico de El Príncipe Rana, y aunque la nueva versión sea mucho más reciente, a la mayoría no os vendrá a la mente la típica princesa de tez pálida y cabellos dorados, sino otra “princesa” bastante más morenilla... una tía de armas tomar, por cierto.


Supongo que me seguís, ¿verdad? Disney es el Perrault y los Grimm de nuestros días. Actualizan clásicos sin imponer nada, simplemente proponiendo su propia versión a través del cine de animación y, mira tú por donde, consiguiendo que la versión que al final permanece en las mentes de todos sea la suya sin necesidad de ningún ministerio ni sindicato lo decrete. Y llevan explotando la idea de adaptar clásicos unas cuantas décadas. En concreto La Bella y la Bestia, que a mi entender marca el cambio definitivo del rol femenino en los clásicos Disney, se estrenó en Estados Unidos en 1991.


Vaya, lo siento señora ministra y acólitas, pero parece ser que la factoría Disney os lleva unos veinte años de ventaja. Sí, Disney precisamente. ;)


Besitos :3



Anexo I - Escena de la petición de mano de Bella


Esta escena es tan, pero tan deliciosa e ilustra tan bien lo que vengo a decir, que no puedo resistirme a citarla de memoria:


Bella lee tranquilamente en su casa cuando de repente llaman a la puerta. Ella se acerca y echa un vistazo a través de un artilugio inventado por su padre que hace las veces de mirilla. Se encuentra con la grotesca imagen del rostro de Gastón deformado por efecto de la lente. No puede evitar un gesto de asco y un suspiro de resignación antes de abrir la puerta.

-¡Gastón! Qué agradable... sorpresa -saluda Bella, intentando ser lo más cordial posible.
-¿Verdad que sí? -responde Gastón, con la suficiencia que solo puede tener aquel que ha sido proclamado como el hombre más fuerte, atractivo, deseado y temido del pueblo- Estoy lleno de sorpresas. Bella, hoy es el día... -el recién llegado realiza una pequeña pausa para mirarse a sí mismo en el espejo del aparador y eliminar con la lengua una pequeña manchita en un diente- Hoy es el día en el que tus sueños se hacen realidad.
-¿De veras? -le pregunta Bella, escéptica- ¿Y qué sabes tú de mis sueños, Gastón?
-Muchísimo. Fíjate, imagínate esto -él se toma la libertad de recostarse en una silla de la sala de estar y quitarse sus botas mugrientas sobre la mesa, llenando de barro el libro que Bella acababa de dejar ahí. Ella lo rescata en seguida, molesta, mientras Gastón sigue hablando-: una rústica cabaña de caza, mi última pieza cazada asándose en el fuego... y mi mujercita masajeándome los pies mientras los pequeñuelos juegan con los perros. Tendremos seis o siete...
-¿Perros?
-¡No, Bella! -se escandaliza Gastón, aparentemente ofendido por la falta de interés de su interlocutora-. Niños robustos como yo.
-Me lo imagino -responde Bella con tono irónico mientras devuelve su preciado libro a la estantería.
-¿Y sabes quién será mi mujercita?
-No me lo digas -más que una frase hecha es un ruego, porque finalmente Bella ha comprendido la razón de la visita de Gastón.
-Tú, Bella -suelta él, con una sonrisa de suficiencia.
-G-Gastón... no sé qué decir... -Bella intenta ganar tiempo de alguna forma, pero se siente bloqueada- la verdad es que me dejas sin palabras.
Él se va acercando a ella amenazadoramente, casi persiguiéndola a través de la estancia, buscando acorralarla.
-Di que te casarás conmigo -pide Gastón, o más bien lo ordena mientras atrapa a Bella contra la puerta e intenta besarla.
-Lo siento mucho, Gastón, pero, pero... ¡creo que no te merezco!

Y diciendo esto, Bella abre la puerta de golpe, consiguiendo que Gastón pierda el equilibrio y caiga fuera, directamente a un charco de barro. La banda que él había contratado de antemano comienza a tocar la marcha nupcial y Bella, en un acto de lo más metafórico, arroja fuera de la casa las sucias botas de Gastón.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo es que leo el texto y no termino de entender a qué se están refiriendo, a qué medida tomar...
¿Cambiar el cuento para adaptarlo? Me parece muy forzado por lo mismo que tú has defendido

¿Contar el cuento y acto seguido aclarar las cosas que en el cuento están mal? Si es esto... es quitarle la magia a la cosa, y la lectura crítica no la veo necesaria. ¿Necesitamos que nos den una filípica después de haber escuchado Ceniciente sobre que en realidad Cenicienta no necesitaba ningún príncipe porque una mujer debe ser autosuficiente? Joder... yo no lo veo necesario :S Y es quitarle la magia al cuento. A ver si resultará que después de escuchar Cenicienta las niñas serán sumisas de mayores.

Otra cosita: Revisar el pasado así me parece absurdo. La clave es que los cuentos que se escriban HOY EN DÍA sí sean adecuados a nuestros tiempos.

Y una última cosa... me dijeron el otro día, que un autor, James Finn Garner, como protesta a la dictadura de lo políticamente correcto (la obsesión de las feministas), hizo una obra: "Cuentos infantiles políticamente correctos".
http://www.ciao.es/Cuentos_infantiles_politicamente_correctos_James_Finn_Garner__Opinion_1721236

También se dice de este libro:
"Una de las manifestaciones de un planteamiento equivocado es el movimiento denominado «lo políticamente correcto». De los extremismos de su estrategia, se han hecho divertidas sátiras como las de James Finn Garner en sus conocidos «Cuentos infantiles políticamente correctos» y «Más cuentos infantiles políticamente correctos» o la parodia de Anne Quynlan en «The New York Times Book Review» sobre la posible carta que, desde las consignas en EE. UU. del «political correctness» para la defensa de salud pública o de los intereses comerciales , se enviaría a Lewis Carroll con varias propuestas de rectificación previas a la publicación de su famosa obra. Entre ellas, la de que la oruga no fume en pipa, dados los peligros inherentes al tabaco, en particular para una juventud tan impresionable como la norteamericana. O bien, la de que Alicia no se coma el pedazo de hongo sobre el que está sentada la oruga, no vaya a ser que los niños se vean tentados a hacer lo mismo, resulten envenenados, y se emprenda un pleito por daños y perjuicios contra la editorial causante de la difusión de tan inconvenientes mensajes. (La carta íntegra la transcribe Carmen Diana Dearden en su Conferencia en el 24.º Congreso Internacional del IBBY. Memoria citada, págs. 29-37)

Estas divertidas caricaturas muestran que el camino válido no pasa nunca ni por la censura de las obras literarias ni por la prédica de nuevos «sacos de virtudes» oficiales. Por el contrario, ayudaremos a una buena formación moral de nuestros jóvenes si sabemos demostrar, en los libros y en la vida, la ridiculez y el carácter retrógrado de los esquematismos y las estrecheces ideológicas. "

A veces leo a las feministas y me parece que la parodia del libro "cuentos políticamente correctos" quieren llevarla a la realidad con total seriedad... La cosa da miedo...

L.B

Anónimo dijo...

Dobleposteo.
¿Conoces a la autora Ana María Matute? Pues mira lo que dijo:

"Lo políticamente correcto lo ha fastidiado todo. No le puedes leer a un niño un clásico, que son fabulosos, porque hoy hay que decirles amén a todo y que al final caperucita se hace amiga del lobo. Y esto no es así, porque en la vida se van a encontrar con unos lobos tremendos. Al niño hay que decirle que hay cosas buenas, malas y tremendas y no darles una idea paradisiaca del mundo"

Y bueno, volviendo al libro de Garner, el prólogo resulta irónico a más no poder. A pesar de haber escrito los cuentos políticamente correctos a rabiar, pide por favor al lector que si encuentra algo incorrecto, que por favor se lo comunique XD:

"Deseo disculparme de antemano y animar al lector a presentar cualquier sugerencia encaminada a rectificar posibles muestras -ya debidas a error u omisión- de actitudes inadvertidamente sexistas, racistas, culturalistas, nacionalistas, regionalistas, intelectualistas, socieconomistas, etnocéntricas, falocéntricas, heteropatriarcales o discriminatorias por cuestiones de edad, aspecto, capacidad física, tamaño, especie u otras no mencionadas, ya que no me cabe duda de que mi intento por desarrollar una literatura significativa y desprovista de cualquier posible arbitrariedad y de la influencia de las imperfecciones del pasado ha de hallarse necesariamente sujeto a errores".

Y eso que el tío se lo ha currado, porque a ver, ¿por dónde puedes pillar su versión de Caperucita Roja? A ver quién es el guapo que ve racismo o sexismo aquí:
“Érase una vez una persona de corta edad llamada Caperucita Roja que vivía con su madre en la linde de un bosque. Un día, su madre le pidió que llevase una cesta con fruta fresca y agua mineral a casa de su abuela, pero no porque lo considerara una labor propia de mujeres, atención, sino porque ello representa un acto generoso que contribuía a afianzar la sensación de comunidad. Además, su abuela no estaba enferma; antes bien, gozaba de completa salud física y mental y era perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que era.

Así, Caperucita Roja cogió su cesta y emprendió el camino a través del bosque. Muchas personas creían que el bosque era un lugar siniestro y peligroso, por lo que jamás se aventuraban en él. Caperucita Roja, por el contrario, poseía la suficiente confianza en su incipiente sexualidad como para evitar verse intimidada por una imaginería tan obviamente freudiana. De camino a casa de su abuela, Caperucita Roja se vio abordada por un lobo que le preguntó qué llevaba en la cesta.

- Un saludable tentempié para mi abuela quien, sin duda alguna, es perfectamente capaz de cuidar de sí misma como persona adulta y madura que es -respondió.

- No sé si sabes, querida -dijo el lobo-, que es peligroso para una niña pequeña recorrer sola estos bosques. Respondió Caperucita:

- Encuentro esa observación sexista y en extremo insultante, pero haré caso omiso de ella debido a tu tradicional condición de proscrito social y a la perspectiva existencial (en tu caso propia y globalmente válida) que la angustia que tal condición te produce te ha llevado a desarrollar. Y ahora, si me perdonas, debo continuar mi camino.

(continua)

Anónimo dijo...

Caperucita Roja enfiló nuevamente el sendero. Pero el lobo, liberado por su condición de segregado social de esa esclava dependencia del pensamiento lineal tan propia de Occidente, conocía una ruta más rápida para llegar a casa de la abuela. Tras irrumpir bruscamente en ella, devoró a la anciana, adoptando con ello una línea de conducta completamente válida para cualquier carnívoro. A continuación, inmune a las rígidas nociones tradicionales de lo masculino y lo femenino, se puso el camisón de la abuela y se acurrucó en el lecho. Caperucita Roja entró en la cabaña y dijo:

- Abuela, te he traído algunas chucherías bajas en calorías y en sodio en reconocimiento a tu papel de sabia y generosa matriarca.

- Acércate más, criatura, para que pueda verte -dijo suavemente el lobo desde el lecho.

- ¡Oh! -repuso Caperucita. Había olvidado que visualmente eres tan limitada como un topo.

- Pero, abuela, ¡qué ojos tan grandes tienes!

- Han visto mucho y han perdonado mucho, querida.

- Y, abuela, ¡qué nariz tan grande tienes! (relativamente hablando, claro está, y, a su modo, indudablemente atractiva).

- Y… ¡abuela, qué dientes tan grandes tienes!

Respondió el lobo:

- Soy feliz de ser quien soy y lo que soy…Y, saltando de la cama, aferró a Caperucita Roja con sus garras, dispuesto a devorarla. Caperucita gritó; no como resultado de la aparente tendencia del lobo hacia el travestismo, sino por la deliberada invasión que había realizado de su espacio personal. Sus gritos llegaron a oídos de un operario de la industria maderera (o técnicos en combustibles vegetales, como él mismo prefería considerarse) que pasaba por allí. Al entrar en la cabaña, advirtió el revuelo y trató de intervenir. Pero apenas había alzado su hacha cuando tanto el lobo como Caperucita Roja se detuvieron simultáneamente…

- ¿Puede saberse con exactitud qué cree usted que está haciendo? -inquirió Caperucita. El operario maderero parpadeó e intentó responder, pero las palabras no acudían a sus labios.

- ¡Se cree acaso que puede irrumpir aquí como un Neandertalense cualquiera y delegar su capacidad de reflexión en el arma que lleva consigo! -prosiguió Caperucita. ¡Sexista! ¡Racista! ¿Cómo se atreve a dar por hecho que las mujeres y los lobos no son capaces de resolver sus propias diferencias sin la ayuda de un hombre.Al oír el apasionado discurso de Caperucita, la abuela saltó de la panza del lobo, arrebató el hacha al operario maderero y le cortó la cabeza. Concluida la odisea, Caperucita, la abuela y el lobo creyeron experimentar cierta afinidad en sus objetivos, decidieron instaurar una forma alternativa de comunidad basada en la cooperación y el respeto mutuos y, juntos, vivieron felices en los bosques para siempre.

L.B

XaLFDM dijo...

Lo que bien ahs dicho, una gran cantidad de criasa creimos queriendos er o ariel o bella (yasmin no, me caia mal XD), chicas de armas tomar que lucharon por lo que querian y no se dejaban amilanar. Es decir, lo que quieren inculcar a las niñas de ahora sin destrozar los clasicos de siemrpe... vamos, croe que se dan muchas vueltas a algo que es solo una aprte de un puzzle enrome que es la educación de los niños. es como si les prohibiesen ver x-men, batman y demás a los niños por ser violentos y olvidarnos que todos ellos luchaban por los más débiles (y en el casod e los x-men por ser aceptados y demostrar que aunqeu eran pdoerosos, no deseaban ser superiores a los humanos, valores muy importantes que deberian destialrse a día de hoy con tanta venida de emigrantes de otras culturas). Xa-LFDM

No dijo...

Maku, me tomo la libertad de pasarme por aquí y comentar^^ porque francamente, ME HA ENCANTADO todo lo que has dicho y me parece acertadísimo cómo lo has expuesto.
Yo de pequeña quería ser como Esmeralda y me tragué todos toditos los clásicos de Disney y aun no he manifestado síntomas de nada.
Querer cambiar cosas que tienen una evolución evidente, como es el caso de los cuentos o del propio idioma, me parece una estupidez y una chorrada como la copa de un pino.
Me ha encantado el "remake" del cuento de Caperucita del comentario de arriba xDDDD

Muy buena entrada^^
Saludines