La Feria del Libro de Sevilla, patética (como siempre)

Como casi todo lo que hacemos (hacen) aquí en Sevilla.

Antes de dar rienda suelta a mi indignación, quiero dejar bien claro que yo soy la primera a la que le encanta visitar la Feria del Libro (más que la de abril, por cierto), que reconoce el esfuerzo que supone, bla, bla, bla. Pero me encanta visitarla porque es lo más parecido a una feria del libro NORMAL que tengo al alcance. Porque no, lo de Sevilla no es realmente una feria del libro. Antes parece una feria de vanidades.

¿Y a qué viene todo esto? Pues a que, un año más, han conseguido decepcionarme profundamente con el programa de actividades. Y al igual que a mí, me imagino que también habrán defraudado a muchos otros sevillanos.

No sé por dónde empezar. ¿Por la de cantidad de presentaciones, mesas redondas y conferencias que hablan de política en vez de hablar de libros? Porque sí, señores, hablar sobre un libro de política es hablar de política, NO HABLAR DE LIBROS. ¿Y la cantidad de actividades que hablan sobre libros que reflejan diferentes aspectos de Sevilla y/o Andalucía? Vuelvo a decir lo mismo, hablar de un libro sobre Sevilla NO ES HABLAR DE LIBROS, es hablar de Sevilla. Por no hablar de actividades dedicadas a la problemática de género, la integración, la inmigración, la homosexualidad, etc.

Que me parecería muy bien que estas actividades, aunque no directamente relacionadas con la literatura, estuvieran REPRESENTADAS en una feria del libro (igual que por ejemplo los bonsáis están representados en un salón manga. No SON manga pero son parte de la cultura japonesa, por lo tanto se les otorga UN ESPACIO SIMBÓLICO). Y no digo que no haya que hablar de esas cosas, que son muy importantes pero que deberían tener, y tienen, sus propios espacios.

No que, como siempre, los politicuchos de turno aprovechan cualquier ocasión para invadir con sus debates y reivindicaciones espacios y momentos que NO LES PERTENECEN.

Probad a retirar de este programa las actividades que tengan que ver con alguno de los temas anteriormente citados. ¿Cuántas os quedan? Probablemente la mitad o menos. Y entre las que se salvan del politiqueo, haciendo una clasificación rápida, podemos encontrar:

- Actividades infantiles: pocas, como mucho una al día, y muchas son en horario escolar, de forma que los niños solo pueden ir a verlas si al cole le da por ir de excursión.

- Presentaciones de libros: no es mi intención ofender a ningún escritor, que conste, pero... en el 99% de los casos, al que presenta el libro lo conocen en su casa a la hora de comer y mucho es. Que me parece genial que se le den oportunidades a la gente, claro que sí, y ojalá si algún día si termino un libro y da la casualidad de que lo publico, me hicieran un huequito en la feria. Pero para atraer al público hay que alternar escritores desconocidos con conocidos. Porque incluso favorece a los desconocidos. Si yo estoy en mi casa y veo en internet que hoy firman/presentan libros María Frasquita, Periquito de los Palotes y Ken Follet, pues iré a conocer a Ken Follet y a lo mejor ya que estoy me paso por el stand de Frasquita o de Palotes a ver quiénes son y si me gusta su libro. Si veo que solo firman los dos primeros, es que no me muevo de casa.

- Grabaciones de programas de radio: no hay mucho que decir porque la mayoría son entre semana en horario de mañana, o sea, para jubilados.

- Entregas de premios: que les interesan a los premiados, a sus familias y a los patrocinadores, punto.

- Recitales de poesía: por supuesto que tiene que haber alguno, pero ¿¿¿uno o dos al día (quitándole el sitio a otras posibles actividades), durante los once días que dura la feria??? ¿De verdad quieren atraer al público?

- Talleres, jornadas sobre los "futuros del libro", etc.: hombre qué bien, por fin algo interesante. ¡Qué pena que casi todas las actividades de este tipo, por no decir todas, las hagan EN DÍAS LABORABLES POR LA MAÑANA, apartando descaradamente a estudiantes y trabajadores! Es que me hierve la sangre.

Ah, y por cierto, esta feria es una feria que ignora casi por completo al colectivo más lector: el juvenil. El año pasado hubo un encuentro de fans de Crepúsculo y con eso se quedaron con la conciencia tranquila de que el sector juvenil había quedado "representado" (como los bonsáis...). Este año, hay una firma/presentación (no recuerdo lo que es exactamente) del libro "Canciones para Paula", y han querido convertirla en EL evento juvenil de la feria (feria que dura, repito, once días, once largos días), y con eso y un bizcocho se quedan tranquilos de nuevo.

¿Es que nadie ve, como yo, que esta feria es un evento profundamente endógeno, cerrado, dedicada a la autocomplacencia de sus propios organizadores? ¿Es que nadie nota que los que la hacen no la hacen para los demás sino para sí mismos?

Ah, y eso por no hablar de los stands: primero, la numeración del diario-guía oficial de la feria es errónea respecto a la realidad. Segundo, volvemos a encontrarnos en ellos con un reflejo de lo que ocurre en la programación de actividades: uno va andando y se encuentra la caseta marxista, detrás la caseta cristiana, luego la caseta gay, la caseta de la consejería de educación (autobombo), la de la consejería de medio ambiente (autobombo), la caseta comunista...

Dios, ¡yo quiero libros libres!

¡La literatura, la lectura, la escritura, son FINES EN SÍ MISMAS! ¡NO MEDIOS EN MANOS DE LAS IDEOLOGÍAS! Ya estoy HARTA.

DEJAD DE PROSTITUIR LOS LIBROS