Entraba la luna por las rendijas, y entraba el frío también...
De buena gana me hubiera levantado a ver lo que ocurría, pero ¡me daba un miedo!... Me tapé la cabeza y empecé a rezar.
"Jesusito de mi vida, tú eres niño como yo..."
De repente, ¡pum!, ¡pum!, ¡pum!, un ruido terrible de cosas que caen sobre el balcón..., y me encuentro en camisa, delante de un señor negro con corona, que está sentado en la barandilla.
-¡Dios te salve, Celia! -me dice.
-Que Dios te salve a ti, Rey Negro, porque si no, te caerás a la calle.
-Yo no me puedo caer, porque no peso.
-¡Qué bien! Entonces podrás volar.
-¡Ya lo creo! Mira.
Y cogiendo la puntas de la capa blanca que llevaba, se marchó volando por la calle arriba.
-¡Eh! ¡Eh! ¡Rey Negro! ¡No te vayas!
-Ya estoy aquí. ¿Qué quieres, Celia?
-Que no te marches sin dejarme los juguetes que te he pedido en mi carta.
-¿No los ves?
¡Qué tonta! Estaba el balcón lleno de cajas, y yo no había visto nada entonces.
-¿Me has traído la cocina?
-Sí, dos cocinas.
-¿Y el borrego?
-Un borrego y una cabra.
-¿Y el Teddy Bear?
-También.
-¿Y la vajilla?
-La vajilla, y un reloj, y cazolitas, y libros, y rompecabezas, y una raqueta...
-¡Huy, qué bueno eres! Y ahora que me fijo en ti..., ¡cuánto te pareces al lacayo de tita Julia!
-¡Como que es mi hermano!
-Anda, si lo sé antes le doy a él la carta para que te la llevase y así me hubieras traído más cosas aún...
-¿Te parecen pocas?
-No, no; no son pocas. Pero te hubiera dicho que no te olvidaras de Solita, la niña del portero.
-No me olvido nunca.
-Pues hijo, el año pasado no le trajiste nada.
-Sí, le traje; pero te quedaste tú con ellos...
-¡Jesús, qué mentiroso!
-¡Niña! ¿Cómo hablas así a un santo?
-¡Ay, Rey Negro! Perdóname, pero no sé cómo decirte que no dices la verdad...
-Sí, digo la verdad. ¿No crees que es demasiado para ti todo lo que te he traído por orden de Dios?
-No sé...
-Solo dejo juguetes en los balcones de los niños ricos; pero es para que ellos repartan con los niños pobres. Si tuviera que ir a casa de todos los niños no acabaría en toda la noche...
-Sí, sí, ya comprendo. ¿Entonces debo repartir con Solita lo que me has dejado?
-Eso es. Yo no puedo detenerme más. Está amaneciendo y aún me queda mucho por hacer.
No sé por dónde se fue ni cuándo me metí en la cama, porque me quedé dormida y no desperté hasta que entró la luz del día en mi cuarto. Me volví a levantar (entonces sí que hacía frío), me abrigué con la colcha y salí al balcón.
-¡Solita, Solita! -grité, porque ya estaba Solita barriendo la puerta-. ¡Mira lo que nos han traído los Reyes!
Desaté todos los paquetes, y con las cuerdas hice una muy larga que llegaba a la calle.
-Espera, que te voy a echar una cabrita -y se la mandé bien atada en la punta de una cuerda.
-Y ahora unos libros... -y se cayeron; pero todos llegaron al suelo.
-Y una caja con una cocina.
¡Cómo bailaba Solita!
Detrás de mí, dijo papá:
-¡Pero qué estás haciendo, niña!
-Repartiendo los juguetes.
-¡Entra dentro, criatura, que hace un frío horroroso! Milagro será que no hayas cogido una pulmonía! ¡A la cama!
¡Qué voces daba!
-¡Pero papá, si me ha mandado el Rey Negro que le dé a Solita juguetes, porque también son para ella!
-Veremos lo que dice tu madre de eso. ¡Abrígate bien!
-Mira papá, el Rey Negro me lo ha explicado todo...
-¡No digas más tonterías! Todo eso lo has soñado o lo has leído en alguna parte.
-¡Que no, papá, que no! Mira, yo te diré...
-¡Nada, no me digas nada! ¿Qué es lo que le has dado a Solita?
-Una cabra...
-¡Válgame Dios! ¡Un juguete carísimo!... ¿Entras en calor?
-Sí, sí; ya no tengo frío... Verás papá, yo te contaré...
-¿Te quieres callar? Las niñas no mienten ni creen que es verdad lo que sueñan...
De pronto apareció Juana haciendo aspavientos.
-Señor, aquí está Pedro, el portero, con unos juguetes que dice que...
-Bueno, bueno -interrumpió papá-; dígale usted que son para su hija, que se los dé...
-¡Ay, papá, qué bueno eres! ¡Ya lo sabía yo!
-Lo que no sabes es la que nos va a armar tu madre en cuanto aparezca.
¡Y ya se oían los pasos de mamá...!"
-- Elena Fortún, Celia, lo que dice
En vez de comentar yo misma el texto, como suelo decir, que cada uno saque su propia lectura ;)
Feliz Día de Reyes.
1 comentario:
1) Igualmente ^^
2) PRIMER!! (xD)
3) ¡¡¡Adoro los libros de Celia!!!
4) ¡Me ha encantado la entrada!^^
Va a ser que tiene razón el rey Negro.
Un beso!! ;)
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